Florecer en la vida

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Nayda Cabrera asocia las flores con las personas, que nacen de pequeños capullos, pero con el gran potencial de convertirse en algo hermoso. “Con agua y cuidado, se abren y crecen para llegar a su esplendor, y como todo lo vivo, fallecen, pero habiendo tenido esa oportunidad de un gran esplendor”, explica.

Se interesó en trabajar con flores porque su tía Lourdes hacía decoraciones con globos y al ayudarla pensaba que con un toque de flores los montajes quedarían más completos.  Fue así como optó por tomar un curso de floristería en el año ‘89. “Era en Carolina y me quedaba lejos, pero sabía que el aprendizaje sería valioso”, cuenta. Las manualidades siempre fueron parte su vida. Su mamá fue costurera y cuando se convirtió en mamá, le hacía a su hija todo tipo de lazos. También trabajaba desde el hogar, detalles y decoraciones que le hacían por pedidos.

Se mantuvo siempre tomando cursos y trabajó en floristerías durante temporadas altas para las festividades de San Valentín y Día de las Madres. Fue maestra de economía doméstica y trabajó en colegios privados y el Departamento de Educación. Estudió y se graduó en Gerencia de Mercadeo; y en un momento dado adquirió una floristería en donde se desarrolló para ofrecer servicios profesionales de decoración para eventos y bodas, además de arreglos y canastas de regalo.

Las vueltas que da la vida la llevaron a luego decidir irse a trabajar en oportunidades que le surgieron más adelante en la industria de la Banca donde se desempeñó como oficial y asistente en el área de inversiones.

“Conocí a una mujer sumamente inteligente, Ivelisse Acevedo, que me dio la oportunidad de un puesto en el área de inversiones. Me emociono mucho al recordarla porque ella falleció y yo siempre le estaré agradecida por todo el apoyo que me brindó”, cuenta entre lágrimas. “Un día, mi hija vio que había una oportunidad de empleo como administradora de oficina en el Fideicomiso de la Tierra y como nosotras somos parte del G8, decidí solicitar. Cuando me tocó irme del banco tras aceptar el nuevo empleo, hablé con Ivelisse y ella me dijo: Recoge, que este es tu momento. Te voy a extrañar mucho.”

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Ahora, tras 8 años en el Fideicomiso, con ganas de convertirse en empresaria, y con una perspectiva de mayor experiencia y madurez, Nayda decide participar del Programa de Incubadora de Microempresas del Caño Martín Peña. Para su idea de negocio, unirá todas sus destrezas y talentos en un centro especializado para ofrecer talleres de floristería, manualidades, envoltura de regalos, artesanías, planificación de eventos y más. Su proyecto de llama C-educa (Caño Educa) y actualmente está desarrollando su plan de negocios para identificar espacios, gestionar permisos y poder comenzar operaciones a inicios del año 2024 o antes.

Es bien portante tener una red de apoyo, como la familia y las buenas amistades, que estarán ahí dándote la mano. Además, el participar en un programa como este, te guía en el proceso. El equipo de la incubadora es excelente, me han apoyado muchísimo y tienen muy buenas recomendaciones. Pero es también muy importante que identifiques bien lo que vas a hacer. Que sea algo que te guste y para lo que tengas talento. Yo siempre apuesto a que mientras estés haciendo lo que dominas y que te gusta, las cosas saldrán bien.”

Nayda por el momento, continúa ofreciendo servicios de decoración para graduaciones, bodas y eventos corporativos. Los interesados en contactarla pueden llamar al 787.306.6750. C-educa participa en el Programa de Incubadora de Microempresas del Caño Martín Peña a través de los Fondos CDBG-DR Programa SBIA. Conoce más sobre esta empresa y otras en el distrito, visitando el Directorio de Hecho en el Caño Martín Peña. Los interesados en participar para desarrollar su idea de negocio pueden comunicarse al 787.729.1594 o escribir a incubadora@martinpena.pr.gov para recibir orientación.